Una estrella fugaz se deslizó por el manto estelar salpicado de estrellas. Al fin había llegado lo que Emily pedía todos los días antes de dormir: dejar de ser invisible por lo menos para una sola persona y esa persona era Lahatiel. Él, le enseñó a amar la vida. Y el amor todo lo cura. Y así Emily también dejó de ser invisible para los demás.