Cada día que pasa es peor. Con mucha sutileza, a lo largo de estos años, ha ido ganándome terreno. Empezó con gritos, al ver que por miedo y respecto cedía, se sentía poderoso. Lo veo diariamente en sus ojos, y continuo con insultos. Al poco llegaron las amenazas y justo después las agresiones físicas sin piedad. El es un demonio por fuera, pero un ángel por dentro. Ella es un ángel por fuera, pero su demonio interno lucha por salir día tras día. ¿Que pasa si el destino junta a dos almas pérdidas y desoladas, fingiendo ser quienes no son?