Abrió la puerta de la oficina de la chica sin llamar la cual no pudo ocultar la sorpresa al ver al brasileño entrar, no lo esperaba y su cuerpo reaccionaba, una rafa de fuego la azotó y su corazón se deshizo en latidos, tragó en seco para bajarlo porque en una milésima de segundo se le había instalado en la garganta.
-No he dado mi autorización para que irrumpa de esa manera en mi oficina fiscal. -su voz se dejó escuchar convincente pero por dentro era un estúpido manojo de nervios.
-¿Rachell te has vuelto loca? -demandó colocándose frente al escritorio y apoyando las manos en este acercándose a ella sintiendo esa necesidad de acortar la distancia entre ambos, mirándola a esos ojos que lo capturaban, ella con su mirada lo hacia su prisionero, no le dejaba escapatoria. -¿Por qué diablos has hipotecado el apartamento?
-Eso no es su problema señor Garnett. -tan segura de sus palabras lo encaró aun cuando se sintiese aturdida ante la energía que él desprendía y se sentía temblar íntegramente. -No voy a discutir con usted mis decisiones, tiene el cheque, su cuenta esta saldada ahora deme el placer de no verle la cara nunca más.
Samuel sintió un aguijonazo ante el rechazo y los deseos de Rachell de no verlo nunca más, la sola idea de pensarlo hicieron que un nudo de angustia se anclará en su garganta sin embargo no le desvió la mirada se la mantuvo y ella solo se acercó más a él.
-Ya puede salir de mi oficina y de mi vida. -murmuró cerca del rostro del chico con toda la seguridad que poseía de momento y luchaba porque las lágrimas que subían por su garganta no le ganaran la partida.
-¿Cual cheque? -preguntó mientras buscaba el comprobante de pago en el bolsillo de su saco. -¿Este cheque? -extendiéndolo frente a ella y haciéndolo pedazos dejando caer los jirones sobre el escritorio ante la mirada atónita de Rachell, en un movimiento sumamente rápido llevó una mano a la nuca de ella y la jalo hacia él....