Ocho meses. Empecé a escribir esto cuando apenas comenzamos nuestra relación, por qué desde un inicio sabía que no eras para mí, y aún así decidí enamorarme de ti. ¿Que masoquista no? En mi defensa eras todo lo que buscaba y lo que necesitaba, sin siquiera darme cuenta había encontrado a la persona que iba a ser dueña de mis palabras y textos.