Altas horas de la madrugada, no consolaba el sueño y miraba la puerta fijamente, hacía frío y sus manos temblaban mientras luchaba porque una lágrima no cayera por su mejilla ya que Vera podría llegar en cualquier momento y su apariencia tenía que ser dura y autoritaria. Su preocupación crecía y los segundos eran eternos, sabía que este tipo de eventos eran más constantes de lo que deberían y que estaba exagerando, sabía que en algún momento su irresponsable hija llegaría; ebria y probablemente drogada, pero llegaría y eso sería un alivio, 2:55 a.m. y Vera no daba señales de vida. El teléfono sonó, suspiró de alivio, lo tomó lo más rápido que pudo y contestó: -Vera, ¿dónde diablos es...? -¿Señora Bayle?- preguntó un hombre al otro lado de la línea, la mujer quedó paralizada.All Rights Reserved
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