Alice no recordaba el momento exacto en que sus días dejaron de ser tranquilos. Su vida era una rutina, poco común, pero rutina al fin y al cabo: Ser una bailarina de ballet en el día y una bailarina exótica por las noches.
La Ville era una de las academias de ballet más prestigiosas de Londres, y lo que tenía de prestigioso lo tenía de costoso. Eso, sumado al nulo de apoyo de sus padres en su pasión, la llevo a buscar cualquier trabajo nocturno que le permitiera pagar La Ville, y lo único que encontró fue El Mio Gioiello, y no se detuvo siquiera a pensar en rechazarlo. Pero es que ¡Dios! había dado su audición para entrar a la academia solo porque le hacía ilusión intentarlo ¡Nunca pensó que siquiera le prestarían atención a su audición!, y cuando la aceptaron se dijo a si misma que no importaba como, no desaprovecharía esa oportunidad.
Años más tarde, todo iba bien. Iba. Hasta que Ian Hearst llegó a la ciudad a destruir toda la calma que ella tanto amaba. El hombre de mirada aguamarina se encaprichó con Alice desde el momento en que ella se atrevió a ignorar su presencia, y descubrir el "pequeño" secreto que guardaba fue un regalo del cielo que lo ayudaría a concretar el plan que poco a poco su mente estaba formulando: No se iba a molestar en intentar hacer un espacio en el corazón de Alice, simplemente lo robaría.