Cabe destacar que Demetria jamás se sintió cómoda con la atención que recibía por portar el apellido Potter. Presentía que todo aquel que se acercaba a ella, solo lo hacía porque ella formaba parte de una profecía que no pidió, una profecía a la que temía, un destino del cual había buscado huir desde que se enteró de su verdadero papel en aquel nuevo mundo. Una de las pocas personas (por no decir la única) que logró acercarse a ella, fue nada más y nada menos que Draco Malfoy, el cual terminó por cambiar completamente el rumbo del camino que Demetria estaba tratando de construir.