HISTORIAS DE UNA NOCHE

Recuerdo aquella tarde como si fuera ayer. Recuerdo que mi corazón latía cada vez que me abrazabas, cada vez que tomabas mi mano y me hacías reír. Recuerdo aquella tarde cuando te enojaste conmigo por no ser la loca a la que estabas acostumbrado a tener cada día, pero es que esa era la última tarde que iba a estar contigo. Intentaba sonreír, pasarla bien, quererte y amarte como nunca lo había hecho, pero la realidad me golpeaba de frente... sabía que al día siguiente ya no estarías y que no podría volver a abrazarte como antes, no podría mirarte a los ojos y decir cuánto te amaba... ya nada sería igual. Aquella tarde estábamos sentados con nuestros amigos, tú y yo estábamos casi enfrente, yo tenía la cabeza en mi mundo, intentaba pensar en cualquier otra cosa para que las lágrimas no volvieran a caer de nuevo, para que mis ojos no se volvieran a inundar en un mar, pero tú me mirabas, aunque yo no te estuviera mirando directamente, lo hacía de reojo y sentía tu mirada, una mirada sincera y llena de amor, sé que en ese momento tus ojos gritaban que me querías, que aún sentías algo por mí. Después de un rato, cogiste tu chaqueta y te fuiste, así sin más, saliste con rabia y yo aún así fui detrás de ti. Te abracé. Te miré fijamente a los ojos sin saber que era lo que había pasado, te di un beso en la mejilla y tú me abrazaste aún más fuerte, me dijiste bajito en el oído que por favor disfrutara de ese último día, en aquel momento me di cuenta de que aún había algo, aquella mirada me decía a gritos que aún me querías y aquel abrazo me lo confirmó.