Ella lo amaba, él la quería. Como amiga. Tal vez se enfadó un poco con él por eso, también consigo misma, pero nunca dejó de amarlo. Nunca su amor por él se debilitó. Ni cuando él se fue, Nina dejó de amarlo. Ni cuando él dejó de existir, su amor fue olvidado. Pero ella se fue de sí misma, cegada por el odio a aquella que se lo había arrebatado. Él se había ido y ella estaba demasiado rota para ser feliz.