Tengo astillas de cristal que no me dejan sentir.

¿Te puedes creer que no siento nada? Sí. No siento nada ahora mismo. Que no estoy bien. No te lo niego. Que este mal. Tampoco te lo niego. Pero tampoco es verdad. Solamente estoy. Sólo estoy y ya. Aunque algunas veces no quisiera estar. Pero no hay otra opción. Tengo que estar. Todo me da igual. No siento nada por ti. Aunque tengo varias partes dentro de mi.
Una parte es la ingenua. La que se cree todo lo que le dicen. La chica buena. La que se fia de todo el mundo. La que se cree que la gente actuará igual que ella. La que se cree que no le harán daño. La que se autoengaña. La que intenta engañar a la otra parte. La que dice que todo tiene solución. La que no ve los problemas. La que no ve la verdad. La realidad. La cruda realidad.
La otra parte es un poco más madura. Pero le dura poco esa madurez. Se deja llevar por la otra parte. Se deja engañar. La que no se cree todo lo que le dicen. La chica rebelde. Porque en realidad no es una chica mala. La que le cuesta dar su lado de si. La