Eran la 22:35, y llovía intensamente.
Daniel, observaba a través de los cristales de aquella ventana a cuadrículas,..el espectáculo del reflejo de las luces del ornato público, y la de los autos en la calle mojada, y los millares de gotas, que en una frenética carrera, se acercaban a su final como tales para formar charcos y pequeñas corrientes de agua.
Cada dos o tres minutos, limpiaba con su mano izquierda, la condensación que se formaba en los cristales, para poder seguir observando, la lluvia, mientras saboreado un aromático y humeante café.
Mientras sus ojos se perdían en las luces y reflejos, su mente pensaba en que había dedicado todos estos años, a forjarse un lugar en la sociedad, en cuanto a la parte laboral y económica.
Recordaba su juventud en su ciudad natal, donde comenzó sus estudios, y fue allí,...que recordó a Beatriz, aquella hermosa joven que había cautivado su corazón, y que la vida se encargó de separarlos...