Cuando encontramos la fe, podemos sentir la presencia de Dios, primero tenemos que reconocer que vivimos en esclavitud atados a una vida complicada y dolorosa, que estamos gobernados por déspotas y tiranos a nuestro alrededor, pero el problema es que a veces nosotros somos ese déspota leproso espiritual de nuestras propias vidas que busca ser sanado a través de inocentes, mediante hechizos mágicos que te ofrece el mundo en migajas, matando nuestras vidas y la de los que amamos, siendo los tiranos de nuestra felicidad. Esta enfermedad espiritual muchas veces se hace visible en nuestro cuerpo ocasionándonos muchas enfermedades. No obstante, aunque vivamos en un palacio o en la más mísera de las pobrezas debemos entender que las lagartijas siempre comen rosas y que las rosas crecen sobre las casas de las lagartijas. Buscar la presencia de "UN DIOS" es lo que en el fondo todos añoramos con mucha sed, sabemos que existe ese ser supremo aunque seamos los "ateos de la felicidad" y desesperadamente buscamos ese lazo que nos una a ese "Dios-Paz" para que diseñe nuestros templos, solo que el problema es que queremos ver y tener un "Dios esclavo" en lugar de entender que es al revés. Nosotros estando ciegos y sin conocimiento mínimo de arquitectura queremos elevar rascacielos de cristal en nuestras vidas en lugar de edificar el templo sobre la roca. Si tan solo con un poco de fe y nada de orgullo buscáramos la ayuda del arquitecto omnisciente, entenderíamos que sólo de ese modo podremos gobernar eficazmente nuestras vidas, que sólo así OBTENEMOS FE Y RESTAURACIÓN.
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