El problema no es nuestro entorno, sino nuestro interior mismo.
Ya no importaba nada, no había objetivos, ya se los habían arrebatado todos. No tenía importancia su entorno, no había diferencia entre sobrevivir o morir, pero algo la instaba a ser buena, había un sentimiento que no la dejaba rendirse, como en contra de su voluntad.
Baja, pelo oscuro, ojos oscuros, débil para muchos. Escondida tras sus pesadillas.
Pero algo más debía hacer, tantas muertes en su vida no tenían sentido, pero ¿por qué lo entendió justo cuando estaba al borde de caer en manos de un terrible régimen?
De pronto la luz fue alumbrando lentamente las tinieblas, hasta que todo comenzó a verse más claro. Y su dolor la llevó a descubrir grandes cosas, su habilidad abrió muchas puertas hacia la libertad, hacia la verdad de su pasado y hacia los secretos que se esconden en la misma naturaleza del planeta.