Ser la hija de Cupido es todo menos corazones y rosas. Como legítima heredera de un padre desaparecido y presuntamente muerto, Dita Ann Patrick es buscada para cumplir con las obligaciones que su padre dejo olvidadas.
Claro que lo primero que ella se imagino fue andar de allí para allá lanzando flechas, juntando parejas y, ya saben, haciendo que el amor florezca.
Pero no, como futura reina del amor tiene que subir al trono, lo cual significa adiós vida normal, hola Olimpo, y si eso fuera suficiente Ann tiene un mes para encontrar esposo, proteger el máximo tesoro de Eros, y sobrevivir en el proceso.
Y de no ser porque medio mundo se enteró de ello sería una tarea muy fácil.
Entonces aparecen Blake y Andre, los únicos que no son atrapados por el poder de Dita, los únicos que ven más allá de su exterior, los caballeros que mandó el Olimpo para proteger su tesoro, y los únicos de los que está prohibida de enamorarse.
¿Pero siendo la diosa del amor, como evitar hacer caso a su propio corazón? Aun cuando eso la arrastre a la muerte.