Brooklyn Thomas caminaba tranquilamente por las calles de Nueva York cuando alguien chocó contra ella. Se le hizo tremendamente parecido a él, pero no, no podía ser, era completamente imposible. Cuando el chico se quitó las gafas las sospechas de Brook se confirmaron. Sí, definitivamente era él. ¡No podía ser! Brooklyn debatía internamente si darle un efusivo abrazo en medio de la calle sería normal o no, pero se le quitaron las ganas en cuanto el sujeto abrió la boca. - Mira por donde vas, niñata. - ¿Perdón? Si has sido tú el que ha chocado conmigo. - ¿A tí qué coño te pasa? ¿No sabes quién soy o qué? - Claro que sé quien eres - Sonrió arrogante- Un completo gilipollas.