Sombras susurrantes
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Continúa, Has publicado mar 02, 2016
Contenido adulto
"Ocultas en las sombras, pacientes y en espera, tienden sus ojos vacíos sobre nuestras deliciosas almas..."
"Existen figuras que no pertenecen al mundo de los muertos  ni a de los vivos, figuras ajenas al plano astral y a los ángeles, híbridos cuya existencia fue olvidada por Dios pero acogida por el morador de la noche, quien los acepto en su reino y los hizo sus fieles sirvientes. Ahora los no muertos viven a expensas de los deseos del gran señor. ellas se han vendido por el único placer de la muerte,  complaciéndose en ver a otro de los suyos nacer en la muerte inoportuna de algún pagano o creyente, por aquellos sueños que son solo eso pues al alimentarse de las almas de los desafortunados, que se pierden en sus mentiras inocentemente... las sombras"
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La reina oscura  de OscarFuilleratCruz
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"Los reinos son como las brasas apagadas de una fogata, vestigios de algo que una vez ardió con pasión y vida, pero que ahora solo existe en los susurros del viento. Tan reales parecen bajo la mirada, tan tangibles en el recuerdo, que es casi imposible no extender la mano para tocarlos. Pero como un sueño al amanecer, al hacerlo, se desvanecen en un suspiro, dejando solo cenizas y un eco que se pierde en la inmensidad. Los deseos, los anhelos... son los verdaderos reinos del alma. Lugares que no pueden construirse con las manos ni gobernarse con palabras. Son mundos efímeros que habitan en el corazón, imposibles de plasmar en este plano terrenal, donde el peso de la verdad los aplasta como el viento a las brasas. ¿Quién no ha soñado con algo más grande? Con un amor que trasciende, con una paz que nunca se logra, con un futuro que brilla más allá de la comprensión. Pero como las estrellas que caen del cielo, estos sueños están destinados a desintegrarse antes de tocar la tierra. Así era Zarathun, el reino de Malikah Zafira. Una joya en el corazón del desierto, nacida de sueños y sacrificios, pero destinada a ser consumida por las mismas brasas que la crearon. Y así era también Qamar al-Layl, la guerrera de las tierras heladas, cuya misión era un eco de esos sueños imposibles: reparar lo que estaba roto, salvar lo que parecía perdido. Ambos, reino y guerrera, eran sombras de lo que una vez fue fuego, y lo sabían. Pero aún así, caminaron hacia su destino, como brasas que arden una última vez antes de desvanecerse. Porque los sueños y los reinos, aunque efímeros, tienen un poder inigualable: no desaparecen del todo. Quedan grabados, no en el mundo, sino en el corazón. "Y así, los reinos se convierten en fantasmas, los deseos en ecos, y nosotros... en simples soñadores atrapados en el resplandor de lo que nunca fue, pero que siempre será."
Un breve cuento del Ángel Alhaayt de Esdras1960
1 Parte Concluida
Una historia entrelazada entre mitos y fantasías, esos cuentos que quizás datan desde la época histórica de los atenienses en la civilización griega y en la era de Platón, cuando Sócrates era su alumno pupilo, y es entonces donde aparece El Creador, este ser sublime y de pura nobleza, quien aun no tenía esa presencia relevante en el contexto de la humanidad al principio de esta increíble historia; de este modo así entra este ser a la escena pictórica, para de esta manera trascender ante algunos hechos en el tiempo, evolucionar y cruzar hacia el umbral de los Ángeles, seres inocentes, puros y magnánimos que en el mundo espiritual tienen una tarea muy particular, proteger, cuidar, amar y calmar las ansiedades de los mortales... Sin embargo entre la necesidad imperiosa de creer entre lo espiritual y existencial en el mundo de los mortales, buscando encontrar esa armonía necesaria, ese algo de equilibrio y un poco de paz, suceden hechos que dejaran plasmadas tal vez historias que trascienden más allá de esa magia universal y así volcamos nuestros pensamientos y deseos en ese concepto antiguo y sanador, la FE, ese anhelo intangible, necesario, bendecido a través de nuestros tiempo,s para que quedasen plasmados en nuestra memoria, cruzando culturas, doctrinas y hasta enseñanzas, aun entre la maldad imperante y la búsqueda de la verdad para así salvar la posibilidad de la existencia real de los milagros, esos hechos asombrosos y hasta incomprensibles pero que son necesarios para mantener esas creencias absolutamente necesarias que nos vuelve incluso hasta más niños de lo que siempre hemos querido ser...
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"Los reinos son como las brasas apagadas de una fogata, vestigios de algo que una vez ardió con pasión y vida, pero que ahora solo existe en los susurros del viento. Tan reales parecen bajo la mirada, tan tangibles en el recuerdo, que es casi imposible no extender la mano para tocarlos. Pero como un sueño al amanecer, al hacerlo, se desvanecen en un suspiro, dejando solo cenizas y un eco que se pierde en la inmensidad. Los deseos, los anhelos... son los verdaderos reinos del alma. Lugares que no pueden construirse con las manos ni gobernarse con palabras. Son mundos efímeros que habitan en el corazón, imposibles de plasmar en este plano terrenal, donde el peso de la verdad los aplasta como el viento a las brasas. ¿Quién no ha soñado con algo más grande? Con un amor que trasciende, con una paz que nunca se logra, con un futuro que brilla más allá de la comprensión. Pero como las estrellas que caen del cielo, estos sueños están destinados a desintegrarse antes de tocar la tierra. Así era Zarathun, el reino de Malikah Zafira. Una joya en el corazón del desierto, nacida de sueños y sacrificios, pero destinada a ser consumida por las mismas brasas que la crearon. Y así era también Qamar al-Layl, la guerrera de las tierras heladas, cuya misión era un eco de esos sueños imposibles: reparar lo que estaba roto, salvar lo que parecía perdido. Ambos, reino y guerrera, eran sombras de lo que una vez fue fuego, y lo sabían. Pero aún así, caminaron hacia su destino, como brasas que arden una última vez antes de desvanecerse. Porque los sueños y los reinos, aunque efímeros, tienen un poder inigualable: no desaparecen del todo. Quedan grabados, no en el mundo, sino en el corazón. "Y así, los reinos se convierten en fantasmas, los deseos en ecos, y nosotros... en simples soñadores atrapados en el resplandor de lo que nunca fue, pero que siempre será."