Atenea Dimantidis

-Atenea, prepara dos maletas pequeñas ¡Ahora! -

No tuvo ni tiempo de contestar porque su abuelo simplemente se marchó de la habitación cerrando la puerta fuertemente tras de sí, todo aquello era extraño después de todo su abuelo siempre era muy dulce con ella aunque prefirió no pensarlo mucho y empezar hacer las maletas pero ¿A dónde irían? ¿Cómo era el clima? ¿Necesitaba traje de baño?

-Nos vamos ahora señorita - conocía aquella perfecta voz era su mayordomo pero antes de que pudiera preguntar algo él la tomo en brazos empezando a correr por los corredores de aquella mansión que era su casa - ¿Marco que esta pasando? - la casa estaba siendo destruida, - ¿Dónde está mi abuelo? La desesperación empezó apoderarse de su cuerpo pero el hombre simplemente la coloco dentro del pequeño avión - todo está programado para llevarte a un lugar seguro, al llegar estará una mujer esperándote haz lo que ella te diga - y todas sus preguntas se fueron al aire al tiempo tiempo que la puerta se cerraba y el avión se marchaba.

Se sentía mareada pero como pudo se asomó a la ventana quedando horrorizada por el panorama de destrucción en aquella isla que había sido su hogar pero lo que más le preocupaba era el bienestar de las personas que aún se encontraban. Las imágenes empezaron a rodear su cabeza, aquella era demasiado para su débil cuerpo. Uno de los robots se acercó a ella entregan do unas pastillas azules junto con un vaso con agua, ella simplemente se lo tomo cayendo en un profundo sueno en menos de 5 minutos.