Joey, un chico de 16 años inocente, bueno y sufridor... Sus vestimentas, piercings y maquillaje no decían lo mismo, parecía un chico sin sentimientos, que no le importaba nada, pero él no era así, se podía "romper" con mucha facilidad, con tanta facilidad que una palabra o un simple gesto podrían romperlo. Su padre había abandonado a su madre, a él y a sus hermanas y vivían casi en la miseria desde ese día ya que el trabajo de su madre no daba para mucho... Era también el hazmerreír de la escuela y según el tenía un imán para que le hicieran bullying. Corey, 23 años, 23 años que había tenido una familia perfecta, una reputación excepcional... Pero el hacer sentir mal a las personas era su pasión. Pertenecía a una de las peores bandas de la zona y eso a su familia no le molestaba, ni eso ni su fuerte adicción a las drogas, total, su familia era una familia adinerada que se podía permitir todos los vicios y adicciones de su hijo, pero si se enamoraba, todo eso se acabaría.