Otro golpe fue a mi cara poniendo mi ojo morado me empujó a el suelo con tanta fuerza que creía que me había roto la espalda, después me quitó la camiseta y los pantalones, odio no poder ser más fuerte para defenderme, mis lágrimas caían pidiendo piedad pero él no paraba -Primo no me maltrates más- rogué- por favor Pero el no se detenía nunca lo hacía era tontería rogar, tengo sólo una cosa en mente algún día pagará por lo que me está haciendo.
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