Todo empezó un día lluvioso. Como siempre me encontraba sólo, oyendo las risas de los vecinos, el agua cayendo del cielo y los arboles meciéndose fuertemente. Era una tarde tranquila, era un día más, un día más de mi miserable día. Hasta que de repente el timbre de mi casa sonó, dando paso a Tadashi, quien raramente no venía solo. Soy ciego y por lo que sé(obviamente) los ciegos no pueden ver nada, todo es oscuro. Todo es negro. Pero cuando ese chico atravesó la puerta de mi casa puedo jurar que pude ver de nuevo. Tan brillante, tan pequeño. La oscuridad con la cual mis ojos se acostumbraba de repente pude ver una luz intensa, la luz de un sol. Y a pesar de no poder ver su rostro, sus facciones y los pucheros que de seguro realizaba cuando se enojaba... podía ver su presencia. Y con eso me bastaba. Los personajes pertenecen a Furudate Haruich, no me pertenecen.
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