Connor, a sus casi 18 años, sabía mucho de dolor e injusticia. De humillación y sufrimiento. Sin amigos ni familia, cada día se enfrentaba contra los demonios en su interior, viviendo en la agonía, y sin siquiera él mismo considerar que algún día pudiera ser amado. Su único motivo para seguir con vida: venganza. Venganza hacía el hombre que lo llevo al extremo de la desesperación y le arrebató todo lo que le importaba. Las peleas ilegales su medio para llegar a él y finalmente encontrar paz consigo mismo. Lo que no se esperaba Connor es una vecina de ojos azules que pondría todo su mundo patas arriba. Rachel Murphy no había llevado una vida fácil, pero siempre había tenido apoyo de las personas que la amaban para afrontar los tiempos de dificultad. Siempre luchando por lo que creía correcto, nunca dejándose llevar por primeras apariencias. Había encontrado normalidad en su vida. Con una familia que siempre se preocuparía por ella y un novio que la adoraba. Sin intrigas en su vida... excepto la que había enfrente de su casa. Su vecino solo podía ser descrito como un chico misterioso. No se juntaba con la gente y por todos los medios trataba de pasar desapercibido. Pero no funcionaba con Rachel. Ella lo veía, y le quería conocer. Pero el pasado de Connor le había dañado profundamente, dejando a un chico solo y desconfiado. Puede que estas dos almas solo merecían encontrarse la una a la otra para descubrir lo que de verdad era amar. Puede que Connor solo necesitara a Rachel para empezar a ser libre.