- Ningún ser sobrenatural de descendencia demoníaca deberá vivir en este mundo. Los humanos son nuestra responsabilidad y jamás deben recordar esta masacre, la era del terror nunca será conocida, nosotros vamos a asegurarnos de ello y si es que acaso son recordados por los humanos, será solo, como un mito. Porque destruirse los unos a los otros en las tinieblas, será ahora su desprestigiado destino. Fueron las palabras del arcángel parado en la colina, observando los pilares destruidos de los templos. Bajo un día tétricamente nublado, la sangre era el único tono vivo que le daba color a esa realidad abatida. Había casas destruidas, pedazos de maderas por todos lados y humanos desgarrados adornaban el suelo. La mirada triste del arcángel, simbolizaba una gran decepción. Sus hermosos ojos color fuego parpadeaban lentamente. Extendió sus blancas alas y elevo la mirada hacia el cielo.
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