Había llegado de un largo viaje, el calor era insoportable y el cansancio mucho más, tomo una breve ducha y se vistió de prisa, le esperaban sus compañeros de viaje para cenar, formaba parte de un grupo de ejecutivos que todos los meses iban a aquella ciudad costanera, para asesorar a su agencia, el total éxito así lo requería, la ciudad crecía a pasos agigantados y su compañía debía marchar al a par. En el pequeño restaurante de aquel hotel ya lo esperaban, la alegría y las risas se sentía en el aire, pero se sentía tan cansado que ceno, se despidió y se dirigió a su pieza.
No prendió la lampara, solo se recostó en la cama, le habían asignado una pieza pequeña de paredes blancas , observaba en la penumbra el techo adornado con una modesta lampara en una esquina una especie de nubecilla oscura que empezaba a crecer, la cama, un velador con una lampara, el closet , mañana guardaría su ropa, una mesa donde podía poner sus notas, su laptop, o cualquier cosa, la ventana estaba entreabierta, no recordaba si la había abierto, pero el leve viento que penetraba le refrescaba un poco, las cortinas danzaban al compás de la brisa, y empezó a sentir un profundo sopor que lo invadía poco a poco.