Curaré tus heridas.

¿Alguna vez has tenido esa incómoda sensación de que algo muy malo va a pasar? A mí me sucedía todo el tiempo, no recuerdo cuando fue que empezó. Era mi peor maldición, una vez que lo pensaba eso sucedía.

Cuando era más pequeña mis padres me habían llevado con muchísimos doctores, todos habían dicho lo mismo: no había nada mal conmigo. Mis padres se dieron por vencidos, pero yo debía descubrir que era lo que me estaba sucediendo.

-Es un don- dijo la esotérica- puedes sentir el futuro, eso es lo que pasa.

-Pero, eso no es posible, como... ¿porque? -Contesté. Muy dentro de mi esperaba que esto no se tratara más que de casualidades, me asustaba el pensar que tuviera esa habilidad y me aterraba la posibilidad de que incluso fuese yo quien lo estaba provocando todo, de alguna extraña manera.

-Linda, eso no es imposible, tú eres el ejemplo perfecto, es un don que te han dado y tu deberás saber cómo lo usas

-¿Qué clase de don es saber que en mi vida sucederán desgracias? No es un don, es una maldición. - Respondí con frustración. Ella sólo de dedico una mirada de compasión. - ¿Sabe qué? Creo que fue un error venir hasta aquí, me tengo que ir

-Como quieras, solo recuerda que no es algo de lo que puedas deshacerte. - Contestó con seguridad.

Salí de ahí y di por cerrado esa situación. Eso fue cuando tenía 14 años.

Hasta antes de aquel concierto, más o menos había olvidado todo eso, ya no me sucedía y empezaba a pensar en ello solo como un mal sueño.

Pero esa noche todo cambio, esa noche que se supone que era mi sueño hecho realidad de pronto se convirtió en una pesadilla, Era como si todos mis temores del pasado hubieran regresado para atormentarme, justo ahora que yo pensaba haberme desecho de ellos para siempre.