De algún modo, era como entrar en medio de una guerra, en pleno siglo XXI, y hacerlo portando contigo las armas más obsoletas que existan... Podrás intentar sobrevivir, podrás emplear todas tus fuerzas en hacerlo, podrás enfrentarte directamente a la muerte y mirarla a los ojos desafiándola... No te faltarán las ganas por vivir un día más y lucharás hasta tu último aliento, hasta que tu vida te sea arrebatada...
Pero tu último aliento llegará pronto, porque cuando tu enemigo te supera en todos los sentidos, pues no solo posee un gran poder sino que ha extralimitado a la máxima potencia los límites marcados por la propia naturaleza, de un modo que puede llegar a definirse como una «aberrante masacre», es cuando comienzas a comprender que las consecuencias, que se deriven de los actos enemigos, no tendrán solución alguna, porque él sabe que puede destruirte y, si quiere hacerlo, lo hará sin sentir la más mínima lástima o compasión.
Y te destruirá, porque ese es su deseo, su anhelo, su máxima aspiración. Él sabe que tiene en sus manos el poder destructivo y lo desplegará sobre ti.
No busques aliados, porque no los hay. Ni siquiera el tiempo será tu aliado, pues él jamás te permitirá retroceder para cambiar hechos del pasado, sino que será un enemigo más; tal vez el más cruel de todos, pues te hará vivir, hasta el último de tus días, con la destrucción que tu peor enemigo haya causado en tu devastada alma y con el lacerante dolor engendrado por el puñal hincado en lo más profundo de tu corazón.