
Era de noche y hacía frío. Laura iba cargada con las bolsas de la compra y ya solo faltaban dos calles para llegar a su piso cuando una sombra se interpuso en su camino. -Dame tu cartera y tu movil ¡Vamos! y ni se te ocurra gritar-. Ella soltó las bolsas con cuidado y clavó sus ojos en aquel chaval. Una sonrisa irónica cruzó su rostro mientras pensaba "pobrecito... lo que le espera".All Rights Reserved
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