Recorro el largo pasillo vacío del hospital. El único ruido que se oye son mis tacones que repiquetean en el suelo. Me detengo en una puerta. La abro y entro en ella. La escena frente a mi me deja descolocada por unos segundos hasta que consigo reaccionar, ahogo un grito que amenaza con salir de mi garganta. Los ojos se me llenan de lágrimas y mi mirada recae en el cuerpo que hay sobre la camilla y las tantas personas que lo intentan reanimar con un desfibrilador. Todo mi mundo se desvanece, y me quedo helada. Intento dar un paso hacia adelante, pero las piernas me fallan y caigo al suelo de rodillas. Ese día no solo lo perdí a él, sino que también una parte de mi se fue con él. Sabía que tarde o temprano pasaría, pero como siempre la muerte acaba sorprendiendo a todos.
37 parts