Jorge, de treinta y cuatro años, un hombre maduro hecho y derecho, era un tipo que se dedicaba a la Osteología, siempre le había excitado y encantado los huesos humanos, los de él y los de otras personas, siempre miraba las manos de las personas, y cuando éra verano, veía a las jovenzuelas en sus ojotas, observando sus dedos, uno por uno, para ver como estaban clasificados, cuál era mas largo y cuál más corto, cuál más flaco y cuál más gordo.
Pero un día, éste joven conoció a la mujer con una belleza extraordinaria, labios color fresa y cabello como el girasól, esbelta y blanca como un 'hueso', es como diría Jorge, inmediatamente fue a pedirle no su nombre, sino su mano en matrimonio.
Pero.. ¿Él habrá sentido atracción por ella ese día? ¿O simplemente fue algo 'normal' desde su perpectiva? Hasta el día de hoy no se puede haber sabido, luego de cinco años de su despedida.