Diana vive una vida perfecta. ¿Qué quiere decir perfecta? Que no tiene ningún defecto; inmejorable. Bueno, puede que sí que sea mejorable, ¿verdad, Diana?
Comencemos de nuevo. Diana tiene una vida muy buena, pero puede serlo más, aunque esto ella ni se lo plantearía. Tiene un buen puesto de trabajo y una estabilidad que muchos envidiarían. No es muy atrevida, vive bien dentro de su rutina y no se plantea cambiar su estilo de vida.
Todo se tambalea cuando le dan alguna que otra noticia que le cambia los planes, ya sabéis, lo típico a nuestra edad: una amiga formaliza su relación de pareja y nos entran las dudas, el trabajo no va como soñábamos a los veinte... Tras tanta decepción decide hacer caso a las peticiones de su ricachón amigo y desconectará de tanto drama tomándose unas pequeñas vacaciones al otro lado del charco. ¿Diana, ves como realmente tu vida no era tan perfecta como creías? Nada volverá a ser igual tras aquel descanso, os lo aseguro.
La mujer con una personalidad de hierro, poco arriesgada y políticamente correcta, nos irá dejando paso a alguien con dudas, inseguridades y cicatrices no cerradas pese al paso de los años. Alguien, al fin y al cabo, real.