En el antiguo Egipto

En el antiguo Egipto la princesa Kitzia, corre para escapar de sus deberes reales.
-Princesa Kitzia, espere por favor. -La detiene la sirvienta. -Por favor, si Faraón se entera podria matarme.
-Perdón Zahra. -Se encierra en su habitación. -Tikki. -El kwami rojo sale a su encuentro.
-¿Si?
-Transfórmame.
Así salen al rescate del pueblo egicio, que era pertuvado por un hombre que controlaba las ranas del río.
-Rashida. -La llamo una voz masculina
-Runihura. -Le sonrió al joven de ojos verdes, cabello negro, de actitudes alegres y atrevidas.
-Hoy te ves aún más hermosa. -La tomo por la cintura.
-Vamos Runihura, dejemos los halagos para después; ahora vamos por el akuma que esta causando tal desorden.
Ambos salieron a la acción liberando a los ciudadanos de todas las ranas. El pobre hombre cayo al suelo después de que fuera liberado del akuma. Cuando terminaron su trabajo Runihura llevo a Rashida a un lugar secreto para ambos.
-¿Que sucede Runihura? -La princesa nota su considerable distancia.
-Bueno, veras. Hoy sabré con quien me casaré, mi padre a hecho el trato desde que nací y no tengo escapatoria.
-Pero... nosotros... -Su semblante se entristece. -Está bien lo comprendo, yo también sabré hoy con quien he de casarme.
-Que no nos importe, yo solo te voy a amar a ti Rashida. -La abraza y besa su frente.
-Y yo solo te amaré a ti Runihura. -Se aferra él con fuerza.
-Kazemde. -La corrige el joven.
-¿Qué? -Pregunta la princesa.
-Ese es mi verdadero nombre, después de la boda te dejaré conocer mi identidad. -Vuelve a besar su frente.
-Está bien.
-Debemos irnos, el tiempo se acaba. -La princesa asiente.
Ambos se van por sus respectivos caminos, cuando nuestra princesa entra a su habitación esta una muy preocupada Zahra esperándolo.
-¡Zahra! -La sirvienta corre a tapar la boca de la princesa.