Todo el mundo conoce que en la casa de campo de los Spencer suceden cosas abominables. En las haciendas vecinas, es más, en todo el pueblo se sabe que la señora Spencer Lewis está maldita y su esposo, un desgraciado, pasó de victima a victimario. El "rumor" ha tomado fuerza desde el inicio, cuando los vecinos veían como el pequeño bebé deforme que tenían no dejaba de ser un recién nacido por más que los años pasaran.