-¿De verdad piensas eso? -Pregunta boquiabierto. Se sienta a mi lado en mi cama. Mi cara no es que ayude a mucho. -¿Ana? -¿Qué quieres que piense, sino? -Le respondo mirándole fijamente a sus ojos oscuros, brillantes en ese momento. Pone sus manos en las mías, y los dos detenemos ahí nuestra mirada. -Pensé que sabías que esto era... muy nuestro. -Responde al cabo de unos segundos. -¿Era? -Un hilo de voz sale de mi boca y es ahora cuando a mí se me humedecen los ojos. Unos instantes que parecen horas se quedan en silencio y yo ya no sé qué pensar. -Era, es y será. -Responde al fin acercándose mucho a mí. -Esto es... Tan nuestro. Y un beso profundo acaba inundando el momento.