JiYong lo miraba y fantaseaba con besarlo, lamerlo y morderlo. Marcarlo de alguna manera para que nadie pudiera mirarlo sin saber a quién pertenecía, firmarlo si era necesario. Porque el maknae de BIGBANG era suyo. Ni de DaeSung, ni de TaeYang, ni de T.O.P ni de ninguna de las zorras que habían pasado por su cama. Suyo, de G-Dragon. Y eso hasta el propio SeungRi lo sabía a pesar de que no fuera puesto en palabras.
1 part