Ves la vida hermosa y la adoras, pero de repente algo cambia, te rompen el corazón y no sabes que hacer, y como saberlo si tan solo eres una adolescente, la gente espera que tengas el mejor promedio, seas buena en las actividades extra escolares y tengas una fantástica relación con tu familia, no saben que por más fuerte que parezcas te puedes romper apenas se pronuncien ciertas palabras... Lo peor no es cuando te rompe el corazón una pareja sentimental, sino cuando te lo rompe alguien cuyo lazo afectivo se supone que era más fuerte, un padre, por ejemplo.
Comienzas a ver la vida diferente, te preguntas que harás en el futuro y al no encontrar respuestas lo único que haces es frustrarte más, te das cuentas que en la vida hay problemas, que no todo es rosa, aun que no se que venga después y todo se vea gris, se que las cosas tienen solución y aunque no estés bien inmediatamente te aseguro que puedes estarlo en un futuro y eso definitivamente.
Somos adolescentes, y apenas me estoy dando cuenta que lo importante no son las amistades que aparentas, o tu promedio, si no cuanto te aprecias tu, el amor propio es lo mas importante y el disfrutar de los pequeños detalles de la vida, por que a fin de cuentas, la vida es prestada.
Duele, pero saldré adelante... espero, y aunque la gente diga que los problemas de chavos dan igual no es cierto, por que también sentimos, justo igual que ellos, y esta perfecto, porque el sentir es parte de nuestra naturaleza, solo debemos sacarle provecho.
Mi vida nunca ha sido fácil, y últimamente parece que la mala suerte me sigue a todas partes; cada problema supera al anterior y siento que me ahogo en un mar de sufrimiento infinito. ¿Tanto hice para merecer esto?. No lo sé, no lo sabemos.
Un problema tras otro, una dificultad tras otra; siempre algo tiene que pasar que hace que mi vida sea más y más miserable a cada minuto. No sé qué hacer, no sé por qué estoy aquí, A veces simplemente quisiera desaparecer de este mundo. Así todo se resolvería... ¿verdad?...
Mi vida nunca fue perfecta; sin embargo, disfrutaba vivirla. Me emocionaba el hecho de no saber lo que ocurriría a continuación; era mucho más interesante para mi vivir sin saber lo que te deparaba el destino, con esa emoción que sólo te da la anticipación y la incertidumbre. ¿Pero ahora? Ahora cada día se me hace monótono; es una lucha el simple hecho de levantarme de la cama. Cada paso que doy reduce un poco más mis ganas de vivir; las sonrisas ahora son una máscara para ocultar mi dolor; y la incertidumbre que antes me emocionaba, ahora es lo que más me aterra.
Me di cuenta de que siempre, SIEMPRE las cosas pueden ir a peor; pero desafortunadamente, tuve que aprenderlo de la peor forma posible: a través del sufrimiento propio. Lo que antes eran días llenos de risas y emoción ahora se han convertido en momentos de soledad y tristeza.
¿Podré encontrar la manera de cambiar mi destino?, ¿Recuperaré la armonía en mi vida, o seguiré siendo víctima de mi propia mala suerte?