Después de un fin, no hay fin.

Ella era tan mía, que nunca supe cuidarla como debía, pensaba que por ser mía no necesitaba darle mas amor del que ya le daba, nunca supe lo mal que estaba, cuando lloraba un abrazo y un te amo para mi era la mejor solución, una solución que jamás nada solucionó.
Cuando te marchaste y dijiste que era para siempre, fingí que no me dolía, y era segunda vez que te marchabas y así mismo pensé que volverías como en la primera, aunque esa vez tardaste 4 meses en darte cuenta que aún me amabas.
Nos aferramos a un amor tan imposible como tóxico, con cada beso nos matábamos lentamente sin darnos cuenta, jamás imaginé que mis recuerdos de hacer el amor iba a ser como cortarse las venas con cada imagen cortaba un pedazo de mi, mi corazón parecía bombear cada vez más rápido, quería salirse, arrancar y perderse antes de enfrentar esto, antes de asumir que eso sólo quedaría en recuerdos.
Recordar es malo, pero ¿malo para quién? porque lloramos con las historias que antes nos sacaban sonrisas cuando las recordábamos tomándonos un té y pastelillo acostadas en nuestra cama, por qué los momentos que nos provocaron tanta felicidad hoy nos provocan tanto dolor? era mentira esa felicidad? dependemos tanto de esa persona que nos hace cambiar las perspectivas de algo bueno o malo según si ella está o no conmigo.
He acabado tan mal, redactando unas 50 veces mi carta de suicidio mentalmente, y es que aunque haya muchas razones para ser felices, me sigo aferrando a ti, a tu recuerdo, a llorar, a sentir que sin ti no hay más, desde que te fuiste muchas cosas han perdido el sentido, las caminatas por la playa ya no parecen acogedoras, tirarse al pasto no me es cómodo, tomar un café no me hace feliz, y besar a otra mujer no me parece que sea correcto. Por que aún estando sin ti, me siento infiel si trato de ligar con otra, si trato algo alguna otra mujer, si recibo cariño ajeno no me agrada, porque me encantaría que todo eso que quiero me lo dieras tu.