El famoso Christopher Uckermann andaba en busca de una nueva amante cuando, de repente, la heredera Dulce Espinoza se ofreció voluntaria. ¿Podían ser tan fáciles de conseguir placer y venganza? Dulce sabía que no debía jugar con fuego, y menos con un hombre de tanto carisma como Christopher Uckermann. Sin embargo, a pesar de que sabía muy bien a lo que se exponía, no tenía elección. Para sorpresa de Christopher, Dulce no era la chica débil, dócil y casquivana que había creído, y pronto sus planes de venganza empezaron a desmoronarse como un castillo de naipes.