-Eres esa chica peligrosa que mi mamá me advierte cada día, pero no importa, sea como seas te prefiero así, tan sincera como oscura. -Dije con voz temblorosa. -¿Crees que soy peligrosa? -Dijo con cara molesta. -Sí, aparte de peligrosa también oscura... -¿Te gusta lo peligroso? -Desde que te conocí lo peligroso se me ha vuelto cotidiano... -Acércate. -Dijo al quitarse el cigarrillo de la boca. Me miró, se me acercó al oído y me dijo; "No hay nada más peligroso que no arriesgarse" -Asumir riesgos puede ser peligroso. O algo luminoso. -¿Entonces quieres arriesgarte? No responderé por las consecuencias, que quede claro cariño. -Sí, quiero arriesgarme, quiero arriesgarme, mi ángel oscuro.