Katherine Flook, una joven muy hermosa que tiene que cambiar de casa gracias al trabajo de sus padres, lo cual hace que su vida tome sentido al lado de Lucas Woodhouse, un lobo que al encontrarla hará todo por proteger a su luna y por protegerla de su destino.
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La clase esta súper aburrida, me estoy quedando dormida y apenas llevamos 10 minutos.
Cuando casi me quedo dormida escuchó un enorme estruendo y rápidamente saco la cabeza de mi escondite y me asomo por detrás de mi compañero gigante que me tapa totalmente. La puerta esta a casi nada de caer ¡por Dios, un poco más y sale volando! ¿quien rayos hizo eso?
Volteo a ver al profe y esta casi temblando ¿pero porque?
Entonces es cuando volteo a la puerta y veo que entra un chico hermoso, cabello negro alborotado, musculoso, totalmente un adonis, con pasos rápidos y fuertes, busca a alguien y es cuando me ve a mi, en ese mismo instante todo se detiene solo puedo ver sus hermosos ojos de un color azul grisáceo...
-¡MIA!.-gruñe a todo pulmón.
Su gruñido me deja tan desconcertada que cuando menos me doy cuenta ya esta enfrente de mi, me paro como puedo porque no encuentro otra cosa mejor que hacer y cuando voy a hablar él posa sus dos enormes manos en mi cintura posesivamente, siento una electricidad por todo mi cuerpo que jamas había sentido y por Dios que se siente bien pero esa electricidad manda pequeñas ondas de calor a mi zona baja que hace que me confunda mas y que me ruborice.
¡Esta novela es solo mía!
-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce.
-Yo le quitaré virginidad -, grita Ace en voz alta.
-Ella me amara primero-, responde
Chris enfadado.
Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos.
Erica se encuentra sin hogar y sin familia después de que sus padres sean expulsados de la Manada del Oeste. Se ve obligada a tomar la única opción que se le presenta. Ir a la Manada del Norte y vivir con el Alfa, Luna, y sus hijos trillizos. Al no ser ajena a la Manada Norte, Erica es consciente de lo crueles que pueden ser Ace, Bryce y Chris. Pero lo que no espera es que la despojen de su condición de Beta y la consideren una Pícara dentro de la Manada. Avergonzada y atormentada, Erica se convierte en nada más que una cáscara de la mujer que solía ser. Hasta la fatídica noche en que encuentra a su pareja. ¿Aceptará el vínculo que le ha otorgado la Diosa de la Luna o huirá tan lejos como pueda?