Tomar la decisión de dejar Boston para irse a estudiar a la otra punta del mundo había sido muy fácil para Blue. La homosexualidad de su padre y el sacerdocio de su novio habían sido los puntos claves para que todos sus cercanos, y no tantos, se burlaran de ella. Australia había sido el lugar escogido. Su clima cálido la había enamorado, pero no tanto como lo hizo Noah. Noah Breslow tenía la fama de líder y dominante, la universidad sólo era un paso ligero que lo separaba del éxito que lo esperaba en el ámbito de la arquitectura australiana. Pero como nadie es perfecto, él escondía secretos. Muchos secretos. El más especial. Tenía una hija.