Entró una mujer en mi habitación, vestida en ropas finas y elegantes, su postura era firme y ergida, llevaba recogido el cabello en una coleta alta y en sus ojos llevaba el mismísimo mar.
Cuando cruzo el resto de la habitación, tomo un banco y se colocó en él. Su mirada era firme y segura, sin duda alguna ella sabia a lo que venia pues en el fondo de mi ser lo intuía también.
Ella se mantuvo en silencio el rato en que sacó de su saco una libreta de tamaño mediano y, a su vez, un bolígrafo. Anotó unas palabras que no podía divisar desde donde yo me encontraba y apoyó su brazo izquierdo en mi camilla... Permaneció en silencio.
-buenas tardes señorita... Elizabeth, correcto?- dijo la mujer mientras levantaba su mirada y se encontraba con la mía, realizaba un gesto para que contestara a su interrogante lo mas rápido que pudiese.
-si, lo es- contesté con dificultad puesto que todavía no recobraba la mayor parte de la fuerza que perdí.
- digame, como sobrevivió al ataque de las torres?-
La madre de Jane Aubrey, tras un intento desesperado por conseguir dinero, vende a su hija a los gemelos Caracalla y Geta como sirvienta.
Estos despiadados gemelos se aprovechan de la menor y le arrebatan su pureza, sin saber que sus juegos iban a tener graves consecuencias.
{...}
Jane Aubrey acaba cayendo en una grave dependencia emocional, y desarrolla el tan conocido síndrome de Estocolmo, que le impedirá seguir conllevando su vida con normalidad.
Por su parte, Commodus aparece de nuevo para hacerse con el trono y pone en peligro la ciudad de Roma y la vida de la menor, pero Geta no dejará que eso pase. ¿O sí?