Después de pensarlo mil veces, la pelirroja finalmente se animó a preguntar sobre una duda que le había carcomido las entrañas por años: "¿Por qué me llamas Dearheart?" Él sonrió, no sabía si con sarcasmo o espontaneidad, simplemente como siempre lo había hecho, y con voz ronca respondió: "Porque posees el corazón que más deseo..."