-¡Necesitas primero hacer el lodo para amasar el pastelito! -Eres tonta y lo sabes. -Dejame en paz- grité con mis fuerzas, estaba harta de su voz, me levante del suelo y corrí hacia mi casa. Mi madre miraba desde adentro, al pasar a lado suyo se percató de las lágrimas que rodaban por mis mejillas, mi nuevo vestido manchado de lodo, y parte de mi cara también al tratar torpemente de limpiarlo. -cariño, ¿que sucede?- trate de limpiar mis lágrimas pero lo único que conseguí fue mancharme más.