Axl Rose siempre fue un hombre fuerte, atractivo y varonil que solía hacerse notar tras cada paso que daba y solía acaparar todas las miradas del lugar al que fuera. No solo porque fuera el líder de la banda de Hard rock conocida por tocar en los peores bares de California. Tampoco porque fuera bello hasta para la última de las mujeres, si no más bien por su habilidad de imponer y saber hacer lo que él quisiera.
Las personas sabían y repetían que era alguién peligroso y difícil para tratar. Tenía la luz y el brillo de un hermoso diamante, pero también el filo de una hoja de afeitar. Estaba destruido, y una vez más comenzaba a comparar su vida con otras. Ahora solo era un corazón lleno de frío que no volvería a hervir, invierno en el verano, atarantado entre las drogas y los problemas de su infancia. Atascado en el pasado, se permitiría recordar para destruirse ante el recuerdo de aquella dulce niña que acababa de dejarlo.
Tan miserable se había vuelto. Y ahí llego otra dulce niña para qué, sin que él entendiera como, lo salvará del agujero que tanto lo había estado consumiendo. ¿Podrá su nueva dulce niña soportar todo su extraño clima?
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...