¿Es verdad que todo es inebitable? ¿Cada persona tiene un destino? ¿Existe el hilo rojo del destino? Estas preguntas siempre rondan mi mente, pero nunca las puedo responder. Siempre he creído que esas cosas son inventos de la gente para explicar su existencia, pero cuando yo intento explicar la mía no encuentro un motivo alguno. Hasta que una tarde encontré una extraña tienda, cuya dueña es una persona muy peculiar, que concede deseos. ¿Quizás ella pueda ayudarme? Pero el precio puede ser muy alto y sobre todo si tengo que convivir con ese idiota de Doumeki