Mikhail solo era un niño. «¿Que pasa?». A Mikhail le encantaba jugar. «¿Erica? ¡Ayudame!» Mikhail no sabia que hacia mal «¡No me dejes solo, Erica!» La unica persona que en ese entonces sabia lo que ocurria con Mikhail, era una mujer con bondadosos ojos azules.