No puedo hacer nada para que vuelvas, porque nunca estuviste aquí. Morfeo y Cupido; los chivos expiatorios perfectos para poder tener un culpable, alguien a quien enfocar el odio, porque estoy seguro que no eres capaz de odiar a esa persona que te robó el corazón, los pensamientos, el alma. El sueño se esfumó y el amor nunca vino, sólo me quedan mis historias y soñar que son mi realidad, junto a ella, junto a todo lo bueno que pensaba merecer. Ningún relato está encadenado a otro, simplemente son historias separadas, sueños plasmados en una pantalla de un computador tan perecible como la vida misma, como mi vida. Espero que éstas historias sean tu agrado. Son parte de mis sueños y pesadillas, situaciones hipotéticas dónde al menos por un beso vale morir, o revivir. Jonathan.
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