El azul tiene muchas matices.
Elijah lo sabia mejor que nadie. Era el color que definía su perfecta existencia.
Un artista que lo tiene todo, la vida diseñada al milímetro, un cuadro impecable donde cada trazo parece calculado.
Y luego estába él, Cillian Ferrari.
Un matiz de azul que Elijah no había visto, pero que prometía manchar el lienzo en el que tanto había trabajado.
El amarse entre ellos, seria el comienzo del final.