Miro hacia abajo y mi cuerpo empieza a responder por mí: primero subo una pierna, me agarro a la barandilla y subo la otra. Me quedo con los pies colgando bajo la nada, replanteándome si seguir aquí, jodiendo a la gente, o si hacerles un favor a todos y marcharme de una vez, para siempre...