Ya se había convertido en costumbre para él. Acompañar a su reina en cada despertar. Encargarse de los cuidados matutinos de la larga melena de su reina. Prepararle el desayuno cada mañana, tal y como ella requería y gustaba. (El cuento de mitad de la historia no me pertenece) Pero nunca le habían dado la orden de acompañarla a la hora de dormir.All Rights Reserved
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