Tsukishima terminó envuelto en unas peripecias incontrolables; Salir al cine el martes, besarse bajo la lluvia, mirar las nubes tambalearse en el cielo o incluso planear cómo decirle tu relación a tu hermano. No sabía arrostrarlas, pero aprendería a manejarlas en un ambiente con olor a pan horneado y chocolate caliente, y quizá, también aprendería amarlo a él. (KuroTsukki y BokuAka)